lunes, 25 de octubre de 2010

¿Estás mudo?



Muchas veces nos sentimos con la capacidad de juzgar, de señalar con el dedo acusador a aquellos que lo hacen mal, a aquellos que creemos no saben vivir, a otros que con sus malas acciones inundan el infierno con fetidez de pecado…perdemos tanto tiempo viendo hacia afuera que nos olvidamos de nuestras propias faltas y errores

Como estarán las cosas en la tierra, si aquel que no ve está más feliz así, sus ojos físicos no perciben la fealdad de la maldad, no pueden ver lo terrible del hambre, no pueden mirar a los hombres matándose unos a otros, hermanos atacándose entre sí, acabando con las razas poco a poco.

El sordo está mejor sin poder escuchar los pleitos constantes en las familias, se encuentra totalmente exento de la carga moral de tener que escoger un bando. No tiene que oír las quejas del pobre cuando no tiene que comer, el llanto de los niños cuando ya no tienen niñez, las risas malvadas que se burlan del más débil…no tiene que!

Del que si me compadezco es de aquel que no puede hablar, no puede gritar a los cuatro vientos como podemos vos y yo, no puede decir ¡Basta Ya!

No puede clamar al cielo pidiendo respuestas, no puede alzar su mirada al cielo y elevar una oración en lo alto, pidiéndole a Dios que detenga toda esta locura! Este mundo que da tantas vueltas y poco a poco va perdiendo su rumbo…

Sin darnos cuenta nos dirigimos a un abismo de donde no hay salida, y nosotros que si vemos, oímos y podemos hablar, ¿QUÉ HEMOS HECHO PARA DETENER ESTE TREN CUYOS RIELES HAN PERDIDO SU CURSO?

Yo oigo llanto,

De los niños que piden en las calles,

Yo oigo llanto,

De las madres que lo han perdido todo,

Yo oigo llanto,

De aquellos ancianos abandonados,

Yo oigo llanto,

Y yo también lloro.

Pero también escucho risas,

De aquellos niños que aún se atreven a decir ¡Juguemos!

Escucho risas,

De las madres que escuchan a sus hijos decir su primera palabra,

Escucho risas,

De ancianos que comparten con sus nietos un domingo por la tarde,

Escucho risas,

Y también río.

Veo muertes,

Países tercermundistas, y aquellos del primer mundo,

La muerte no hace distinción de razas ni colores,

Veo lagrimas,

Rodando por las mejillas de aquellos que han perdido el amor,

Veo hambre,

En los ojos de la gente que ya ha perdido la esperanza,

Veo pobreza,

Y me siento pobre!

Gracias a Dios

Todavía no soy muda,

No padezco de un mutismo físico que no es nada comparado con el silencio moral!

Veo esto y puedo decir ¡Basta!

El cambio comienza por el primero que se decida a cambiar,

Estoy dispuesta a tomar otro rumbo, y vos…estas mudo?

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